La elección entre un tinto estructurado, un blanco aromático, un rosado fresco o un elegante espumoso depende de varios factores: el tipo de plato, la temporada, pero también del gusto personal.
- Vinos tintos (como Barbera, Chianti, Nero d'Avola) son ideales para carne a la parrilla, guisos o platos contundentes. Perfectos en invierno o para una cena rústica.
- Vinos blancos (como Vermentino, Pinot Grigio, Falanghina) combinan bien con platos de pescado, queso fresco o platos vegetarianos. Excelentes en los meses cálidos.
- Vinos rosados son versátiles y combinan bien con platos ligeros o especiados. Pueden ser servidos bien fríos en primavera y verano.
- Vinos espumosos (como Prosecco, Franciacorta, Lambrusco) traen vitalidad a la mesa y combinan bien con aperitivos, platos fritos o platos fuertemente sazonados.
No hay reglas fijas: cada combinación puede ser una oportunidad para descubrir un nuevo vino, mejorar una receta o sorprender a los invitados con combinaciones originales.