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Contribuir a la retroalimentaciónEl valle del Genal se extiende a lo largo del río Genal, en la provincia de Málaga. En otoño es un espectáculo digno de ver: manchas naranjas, ocres y marrones en contraste con los pueblos blancos que lo forman. Caminar por los bosques de castaños con el suelo cubierto de hojas secas es un verdadero placer que todos se comunican entre sí por los antiguos caminos utilizados por los habitantes de esta zona. Una ruta hermosa es la que va de Algatocín a Benalauría, cruzando bosques de castaños, zonas salvajes, chaparros, encinas, pinos, etc. y como premio por el paseo y para reponer fuerzas, ¿qué mejor que un almuerzo en el restaurante El Moli, en Benalauría? Entorno rural en antiguas casas rehabilitadas y con un menú tradicional de cocina con productos de la tierra, en el que la castaña es la protagonista en esta época del año. Tiene una tienda con productos artesanales (cacañuelas envasadas, embutidos, quesos, miel, licores, etc.) y luego, si hay fuerzas, una visita al museo etnográfico de Benalauría, instalado en un auténtico molino de aceite, donde Fernando y su fiel perro te harán una visita de lo más divertida. ¡No te lo pierdas!
El Mesón La Molienda es uno de esos lugares donde disfrutar de la buena comida deja de ser un tema para convertirse en una experiencia que debes tener de vez en cuando. Visitar Benalauria es algo que todos deberíamos hacer, especialmente en otoño, cuando los castaños que encontramos en el camino nos ofrecen un paisaje de cuento. Llegar a Benalauria en coche es una ruta hermosa. Hay varios miradores en el camino que nos permiten contemplar vistas de pueblos y paisajes de la serranía, en todos los miradores hay información sobre el paisaje y las especies de aves que se pueden observar. Al llegar a Benalauria a las 12 del mediodía, tuvimos mucho tiempo para pasear por las hermosas calles del pueblo. La tienda Naturarte merece la pena visitar, allí podemos ver a Fingers y Mónica trabajando las flores secas, con las que hacen mesas muy bonitas y a muy buen precio. En la misma tienda nos informaron de la visita al moeo etnográfico de Benalauría. Es un molino de aceite del siglo XVIII muy bien restaurado, y en el que se realiza un recorrido histórico reciente a través de un audiovisual que te lleva por todos los rincones del moeo. Impresionante la viga de prensa del molino. Viga de madera de castaño de 12 metros de largo (espectacular). Después de esta instructiva caminata y con el hambre que nos dan estas visitas, llegamos al Mesón donde nos atendieron con una sonrisa y nos dieron una mesa con vistas al valle del Genal. Para abrir boca pedimos queso y embutidos ibéricos de la zona (no sé cuál estaba mejor). De primero pedí la sopa de la abuela que realmente conocía la sopa que hace mi madre. Del segundo probé la carne de matanza que conocí la gloria. Tomamos un vino tinto muy adecuado para los platos que habíamos elegido. Creo que fue una buena experiencia a un buen precio. Con tanta comida que no pudimos pedir postre, pero sí compramos allí unos botes de castañas en almíbar y glaceadas que cuando los abrimos en casa unos días después nos recordaron a La Molienda, Benalauria y un día muy agradable en la serranía de Ronda. Si a todo esto añadimos que comiendo 4 personas, con vino nos salió a menos de 25 euros por cabeza, estarás de acuerdo conmigo en que hay que volver al molino para probar nuevos platos. La próxima vez que vayamos nos quedaremos en una de las casas rurales que vimos por el pueblo y que nos dijeron que salían a 18 euros por persona y noche.
Disfrutar de recetas tradicionales de verdad, molino es uno de esos lugares donde disfrutar de la buena mesa deja de ser un tema para convertirse en una experiencia que hay que tener de vez en cuando. Visitar Benalauría es algo que todos deberíamos hacer, especialmente en otoño, cuando las castañas que encontramos en el camino nos ofrecen un paisaje de cuadro. Llegar a Benalauría de vuelta es una ruta preciosa. Hay varios miradores en el camino que nos permiten contemplar vistas de pueblos y paisajes de la serranía, en todos los miradores hay información sobre el paisaje y las especies de aves que se pueden observar. Al llegar a Benalauría a las 12 del mediodía, tuvimos mucho tiempo para pasear por las bonitas calles del pueblo. La tienda Naturarte merece la pena visitar, allí podemos ver a los dedos y a Mónica trabajando las flores secas, con las que hacen mesas muy bonitas y a muy buen precio. En la misma tienda nos informaron de la visita al Molino Etnográfico de Benalauría. Es un molino de aceite del siglo XVIII muy bien restaurado, y en el que se realiza un recorrido histórico reciente a través de un audiovisual que te lleva por todos los rincones del molino. Impresionante el viga prensa del molino. Con 12 metros de largo (espectacular) viga de madera de castaño. Después de este paseo instructivo y con el hambre que nos dan estas visitas, llegamos al Mesón donde nos trataron con una sonrisa y nos dieron una mesa con vistas al valle del Genal. Para abrir boca pedimos queso y embutidos ibéricos de la zona (no sé qué estaba mejor.) De primero pedí la sopa de la abuela que realmente sabía a la sopa que hace mi madre. De segundo probé la carne del matanza que sabía a gloria. Tomamos un vino tinto muy apropiado para los platos que habíamos elegido. Creo que fue una comida muy buena a un precio muy adecuado. Con tanta comida que no pudimos pedir postre, pero sí compramos allí unos barquillos de castañas en almíbar y marrón glaseado que cuando los abrimos en casa unos días después nos recordaron al Molino, Benalauría y a un día muy agradable en la serranía. Si a todo esto sumamos que comiendo 4 personas, con vino nos salió a menos de 25 euros por cabeza, estarás de acuerdo conmigo en que hay que volver al molino para probar nuevos platos. La próxima vez que vayamos nos alojaremos en una de las casas rurales que vimos por el pueblo y que nos dijeron que salían a 18 euros por persona y noche.
El Valle del Genal se extiende a lo largo del río Genal, en la provincia de Málaga. En otoño es un espectáculo digno de ver: manchas naranjas, ocres y marrones en contraste con los blancos pueblos que lo forman. Pasear por los bosques de castaños con el suelo cubierto de hojas secas es un verdadero placer. Todos están comunicados entre ellos por los caminos antiguos utilizados por los habitantes de esta zona. Una ruta preciosa es la que va de Algatocón a Benalauría, cruzando bosques de castaños, zonas de madroños, chaparros, encinas, pinos, etc. Y como premio por la caminata y para reponer fuerzas, que mejor que un almuerzo en el Restaurante La Molienda, en Benalauría. Ambiente rural en antigua vivienda rehabilitada y con una carta de cocina tradicional con productos de la tierra, en la que la castaña es protagonista en esta época del año. Tiene una tienda con de productos artesanales (castañas envasadas, embutidos, quesos, miel, licores, etc. . Y después, si quedan fuerzas, una visita al museo etnográfico de Benalauría, instalado en un molino de aceite auténtico, donde Fernando y su perro fiel os harán una visita de lo más divertida. ¡¡No os lo perdáis!!
El Mesón La Molienda es uno de esos sitios donde disfrutar de la buena mesa deja de ser un tópico para convertirse en una experiencia que hay tener de vez en cuando. Visitar Benalauría es algo que todos deberíamos hacer, sobre todo en otoño, cuando los castaños que encontramos de camino nos ofrecen un paisaje de cuadro. Llegar a hasta Benalauría desde Ronda es una ruta preciosa. Hay varios miradores a pie de carretera que nos permiten contemplar vistas de pueblos y paisajes de la Serranía de Ronda, en todos los miradores hay información sobre el paisaje y sobre las especies de aves que se pueden observar. Como llegamos a Benalauría sobre las 12 de la mañana, tuvimos tiempo suficiente para callejear por las bonitas calles del pueblo. La tienda Naturarte merece la pena visitarla, allí pudimos ver a Ines y a Mónica trabajando las flores secas, con las que hacen unos centros de mesas muy bonitos y a muy buen precio. En la misma tienda nos informaron de la visita al Museo Etnográfico de Benalauría. Se trata de un molino de aceite del siglo XVIII muy bien restaurado y en el que se hace un recorrido por la historia reciente a través de un audiovisual que te lleva por todos los rincones del museo. Impresionante la viga de la prensa del molino... Una viga de madera de castaño de 12 metros de largo (espectacular) Tras este instructivo paseo y con el hambre que dan estas visitas, llegamos al mesón donde nos atendieron con una sonrisa y nos dieron una mesa con vistas al Valle del Genal. Para empezar a abrir boca pedimos queso y embutidos ibéricos de la zona (no se que estaba más bueno). De primero me pedí la Sopa de la Abuela que de verdad sabía a la sopa que hace mi madre. De segundo probé la carne de la matanza que me supo a gloria. Nos tomamos un vino de Ronda muy apropiado para los platos que habíamos elegido. Creo que era un Lagarejo que estaba muy bien de precio. Con tanta comida no pudimos pedir postre, pero si compramos allí mismo unos botes de castañas en almíbar y de marrón glacé que cuando lo abrimos en casa unos días después nos recordaron La Molienda, Benalauría y un día muy agradable en la Serranía de Ronda. Si a todo esto le sumas que comiendo 4 personas, con vino nos salió a menos de 25 euros por cabeza, estarás de acuerdo conmigo de que hay que volver a la Molienda para probar nuevos platos. La próxima vez que vayamos nos quedaremos en alguna de las casas rurales que vimos por el pueblo y que nos dijeron que salen a 18 euros por persona y noche.