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Contribuir a la retroalimentaciónUbicado en una antigua posada destacada por su edificio antiguo pero renovado con varias salas para comer, este restaurante ofrece una experiencia culinaria que, aunque no es excepcional, es satisfactoria. Con platos como patatas bravas, croquetas caseras, y calamares a la romana, junto con un servicio compuesto por jóvenes muy voluntariosos, es un lugar agradable para comer. Los menús ofrecidos son variados y generosos, con opciones como chuletas de cordero, carne fría, y ternera. A pesar de que algunos consideran que los precios son un poco altos, la comida es abundante y de calidad, lo que hace que la experiencia en este restaurante sea placentera y recomendable. Los clientes elogian la atención del personal, la limpieza de las habitaciones, y el encanto del lugar, convirtiéndolo en una elección acertada para una comida familiar o un encuentro con amigos.
Local ambientado en tiempos pasados. Mantiene la historia en sus paredes. Buen servicio y atención. La comida clásica y muy rica.
Muy buen menú y muy buen servicio. Pese a que el local estaba lleno por las comidas de Navidad el servicio fue impecable. El menú costó 12€ incluida la bebida y...
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