Fronteiras - Jesús del Monte

Cenamos ahi hoy y fue una buena experiencia. Muy buen lugar, buen servicio (rapido y super amables) y buena comida. Definitivamente regresaremos.

Fuimos ayer a comer a Fronteiras con toda la familia. Y no vuelvo...1.- Aún que hicimos reservación desde hace más de dos semanas, no respetaron que pedimos cerca de los juegos por ir con niños pequeños y nos dejaron una mesa muy incómoda.2.- Hay que pedir 100 veces las cosas y no te hacen caso (aún que dicen que si te la van a traer). Te atienden muchos meseros pero al final no hay alguien 100% responsable de tu mesa ni de coordinar, entonces se hacen un desaste en el servicio.3.- Hay unos señores que al parecer son brasileños que medio dirigen y cuando te quejas con ellos medio resuelven pero la mayor parte del tiempo están en una mesa tomando cerveza y platicando,4.- Cuesta 399 por adulto (niños menores de 6 años no pagan) pero esos 399 no incluye bebidas, postre, café, etc. Acaba siendo una cuenta de 500-550 por persona lo cual es caro ya que la comida es aceptable pero hay lugares de mejor precio, calidad y sobre todo servicio.En resumen... no vuelvo!

La comida en este restaurante es mediocre y nada especial. El precio es más elevado de lo que realmente merece. Sin embargo, lo peor es su sistema de facturación. Simplemente no les importa.

El lugar no es malo, pero la comida deja mucho que desear. Toda la carne con hueso estaba muy cocida y seca, y los otros platos tenían demasiada grasa. La barra de ensaladas es buena. Esperemos que mejoren.

El servicio es muy lento. Pedimos más de 10 veces que trajeran cebollitas cambray y las 10 veces nos dijeron que sí, pero nunca llegaron. La barra de ensaladas está muy mala, muy pequeña, cero opciones. Hay muchos restaurantes con muchas más opciones. Eso sí, las pocas opciones que hay tienen buen sazón. Durante todo el tiempo que estuvimos ahí, solamente pasaron 3 tipos de carne. Si es un restaurante brasileño, uruguayo y argentino al mismo tiempo, esperaría muchas más opciones de cortes y no solo tres, que además pasaban cada tres siglos. Al menos las tres que probé estaban ricas. Las sillas son súper incómodas, a los 20 minutos que estuve allí, ya quería irme por el dolor de espalda que me causaron. Y al final, no hay opciones de postres, está muy reducido, y pedimos 2 veces unos carajillos y nunca llegaron. No diría que es malo, pero lo que hay está rico, sin embargo, yo nunca regresaría.