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Contribuir a la retroalimentaciónLa Carpintería es un restaurante muy original que destaca por la calidad de sus platos, el servicio amable y la dedicación que le ponen. A pesar de una decoración simple y un comedor poco acogedor, la experiencia culinaria es excelente. El propietario, Carlos, un personaje muy agradable, produce su propio vino, busca ingredientes en la montaña y utiliza productos locales en su cocina. Es necesario reservar ya que solo tienen tres mesas en el comedor. Aunque no se aceptan pagos con tarjeta, la comida tradicional es de alta calidad y el precio es correcto. En definitiva, una delicia gastronómica que vale la pena experimentar.
Servicio lento y poco profesional, el dueño te ofrece lo que le parece o lo que tiene en ese momento. La calidad del producto no es mala, pero salimos a 25€ por persona y me quedé con hambre. Como no te enseña carta ni te dice precios, pues luego te cobra lo que le parece.
Reservamos y nos dijeron que 20€ el cocido al llegar nos dijeron que a parte el vino, el postre y el café, en los garbanzos no nos pusieron apenas carne y la sopa escasa, el postre no nos dejaron a elegir y una y por una cuchara de chocolate blanco que no me gusta nos cobro 4€ Nunca volveré me tomaron el pelo nunca volveré
No se como acabamos en Cenicientos, pero al buscar un sitio donde comer y ver La Carpintería enseguida llame para reservar, por que solo el nombre del bar pondría contento a mi Marido. Me encantó llegar y sentirme como en la casa de mi abuela , sin pretensiones ni grandes lujos. Un puchero con cocido en la lumbre te espera para que vayas abriendo boca. El trato fue exquisito ,Te sugieren platos y acabas extasiado por el cariño de la presentación y algo que me gusto mucho es que la mayoría del producto es Km.0 , del terreno. Llevaba mucho tiempo sin disfrutar tanto de una comida. GRACIAS ! Ven sin prisas , reserva con tiempo No caben más de 20) y a disfrutar. Te debemos Un par de botellas de vino de la Manchuela.
Somos clientes habituales de este restaurante, dirigido y cocinado por Carlos, todo un chef, especialista en tratar y cocinar el producto de kilómetro cero. Una delicia disfrutar de esas comidas y esos vinos de garnacha con vocación Moriles.
La mayoría de sus ingredientes de la zona me encantó, recomiendo probar el queso con frutos rojos, las setas y todo lo de la parrilla está buenísimo tanto el pescado como las carnes