Mulsum - Críticas y comentarios

El restaurante no exige un pasaporte Covid, el camarero siempre lleva la mascarilla mal puesta, en la carta no hay ensaladas ni verduras. No tienen vino ni postres (por lo que no conoces el precio). Sirven pan y aceitunas sin que lo hayas pedido y luego te lo cobran, x€ por persona. Chips de foie y sacan el pan tostado a destiempo. El arroz estaba mal cocido y el camarero reconoce que se ha dado cuenta cuando ya estaba servido. Lugar ventilado y muy bonito, pero descuidado en los detalles. Relación calidad-precio de los productos razonable. La comida muy rica, pero el servicio un poco descuidado. El aire acondicionado no funciona y había gotas de grasa por todas partes. El camarero se equivocó varias veces con los platos y nuestras peticiones (no tener cierto ingrediente) no fueron escuchadas. Éramos dos mesas y a la otra, que entendimos eran conocidos, no les faltaba de nada, a nosotros nos faltaba casi todo. No tener una carta de vinos (el camarero te lo dice sin tener mucha idea) y no ver el precio nos resultó incómodo. Una lástima porque la comida era bastante buena y el espacio es muy agradable. Ambiente agradable. Servicio atento, amable y rápido. Gran variedad de platos. Tienen una bodega con muchos vinos. Los platos que hemos probado han sido excelentes. El mejor conejo en la cazuela que he probado. Fue una sorpresa descubrir este lugar. Comida muy rica y ambiente tranquilo. Productos de alta calidad a un precio razonable. Quiero destacar la atención y amabilidad del personal. Comida familiar, 2 adultos, 2 niños de 6 y 8 años, un domingo temprano. Excelente atención del personal de sala. En la terraza, en una semana de mucho calor, faltaba un poco de sombra, pero es lo que hay con las olas de calor. Comida sabrosa, todos los platos en su punto, con buen tiempo de cocinado, pedimos arroz con pulpo y un alioli fantástico. Un par de postres sin vino 93,50€ todo muy bien. Primera vez que vamos a este restaurante carnívoro. No será la última. Estuvimos en la terraza y no recuerdo un lugar tan tranquilo, agradable y bien decorado. Pedimos mejillones, langostinos, patatas bravas, queso y jamón ibérico. Todo estaba delicioso y servido con simpatía por el camarero. Volveremos, estoy deseando probar los arroces.