La Palmera - S'Agaro

Ambiente... frente al mar, a 10 metros de la arena... Servicio correcto, en plena temporada, llegamos tarde y nos dieron todo lo que pedimos, son pet friendly y me trajeron agua para mi perro :), la comida es muy buena para un bar de tapas, las sardinas están súper frescas, excelentes anchoas, la berenjena increíble y un buen ron para terminar. Definitivamente repetiría, atendido por sus dueños. No seamos tan puristas. 4.5/5 porque siempre se puede mejorar!!

En plena temporada de verano (30 de julio) a las 9:50 p.m. se acercaron a nosotros con la excusa de que no quedaba producto para no atendernos, sin preguntar qué deseábamos, ¡ni siquiera una simple copa de vino! Servicio: Comedor.

Lamentablemente, a pesar de tener una ubicación muy buena, la comida y el servicio están lejos de acercarse a la palabra calidad. Porciones escasas, mal cocinadas y caras. Los camareros ni siquiera saben cómo responder cuando tienes preguntas sobre el menú. A excepción de la atención recibida por el camarero Jordi (un 10 de 10), el resto es para empacar y enviar con un lazo a tu peor enemigo. Tan bueno como cualquier domingo en casa de mi madre.

¡Restaurante totalmente recomendado! La comida es espectacular, las raciones para dos son suficientes para que puedan comer perfectamente tres personas, y la relación calidad-precio es de diez. Los camareros son muy atentos y amables, en especial Laura, quien nos atendió en todo momento, ¡un diez para ella! ¡Volveremos pronto! ¡Un saludo y gracias!

La comida es muy rica y se nota la calidad de los productos. Disfrutamos de un arroz meloso que estaba delicioso, y la porción era abundante; pedimos para 4 personas, pero podríamos haber comido 6. También probamos una morralla entrante que estaba muy sabrosa. La ubicación es buena. Sin embargo, el servicio fue correcto, ya que solo una mujer se encargó de atendernos bien. Los demás camareros estaban bastante desatentos; de hecho, teníamos una reserva y nos hicieron esperar 10 minutos, lo que fue frustrante. Además, noté que uno de los camareros llevaba las uñas pintadas de negro, lo cual me pareció extraño. Pensé que en un lugar así no se debería permitir el uso de esmalte por razones de higiene y estética.