Cualquiera que esté o haya estado involucrado en la alimentación saludable se habrá encontrado inevitablemente con la idea de que la miel debe utilizarse como una alternativa saludable al azúcar industrial procedente de la caña de azúcar.
Pero debido a los distintos tipos de azúcar como la fructosa, la glucosa, la sacarosa, etc., tiene tantas calorías como el propio azúcar de caña. Pero debido a la fructosa de la miel, tiene un sabor más dulce y se utiliza menos cantidad para producir el mismo sabor.
Además, la miel tiene la propiedad, a diferencia del azúcar convencional, de contener sustancias antiinflamatorias, que pueden ser útiles, por ejemplo, en caso de dolencias gastrointestinales o resfriados. Además, los antioxidantes que contiene la miel tienen un efecto positivo sobre el sistema cardiovascular y, por tanto, también previenen enfermedades.