Si has elegido un vino más dulce, como el Riesling, acompáñalo con un plato de acompañamiento que aporte un toque terroso. Esto realza el dulzor del vino y la profundidad del plato. Considera una calabaza con especias o un sabroso pudin de pan; ambos son estupendos con Riesling.
Por otro lado, si tu preferencia se inclina hacia un vino tinto más atrevido, como el Zinfandel, deberías optar por guarniciones más ricas. Por ejemplo, un gratinado cremoso o unas verduras de raíz asadas de sabor intenso, que complementen a la perfección el carácter robusto del vino.
Este cuidadoso maridaje garantiza que cada sorbo y cada bocado sean una experiencia deliciosa, elevando tu comida navideña a un exquisito acontecimiento gastronómico.