Como la mayor parte de mi vida se compone de uno o varios aguacates, no puedo resistirme a decir unas palabras sobre el consumo y la influencia de éste en la naturaleza.
Sobre todo porque entretanto no sólo ha aumentado el consumo en relación con la nutrición y el consumo de aguacates, sino también la producción de todo tipo de cosas (cojines, etc.) a partir de las semillas, también hay que echar un breve vistazo a los lados oscuros.
La importación de aguacates ha aumentado significativamente en más de 50.000 toneladas desde 2008, y ello a pesar de que incluso sin una investigación en profundidad -con pensar un poco- puedes ver rápidamente que esto no puede ser bueno. Por supuesto, los ácidos grasos insaturados son buenos para nuestro organismo humano, pero la producción y el transporte de aguacates a Alemania o a cualquier otro país del mundo no sólo perjudica el equilibrio de CO2.
Para la producción masiva, que debido al clima desgraciadamente sólo es posible en países muy cálidos como México, Sudáfrica, Brasil, Chile y Perú, simplemente se talan algunos bosques normales para satisfacer al mercado y, por tanto, al consumidor. El riego también perjudica a la naturaleza en esta medida, porque para unos dos aguacates y medio se necesitan 1000 litros de agua. Creo que todo el mundo es consciente de que en los países cálidos éste no es un bien disponible en abundancia.